miércoles, 23 de octubre de 2013

El Río Aurín

        Por lo que al Río Aurín se refiere hay que decir que a pesar de contar con un solo dique a lo largo de todo su cauce, el fuerte carácter torrencial del mismo hubiera aconsejado, al menos ese es mi parecer, la construcción de alguno más. El tramo de río por encima del pueblo de Acumuer, a la altura del paraje de Rudardís que es donde estrecha su cauce, hubiera sido el lugar ideal para la ubicación de un dique de cierre sobre el mismo. Bien fuera por razones presupuestarias o bien por otra que desconocemos, la primera y única intervención hidrológica se efectuó varios kilómetros más abajo del punto citado.

Aspecto del Río Aurín por debajo de los huertos 
de Rudardís. Foto: Archivo Cartagra





  Ya que hablo de esta zona, si visitamos el paraje de los Huertos de Rudardís, merece la pena observar con detenimiento el grosor de los muros que delimitan las diferentes fincas particulares que allí hay. A estas paredes la gente mayor de Acumuer las denomina margüeños y en su construcción, hasta alcanzar el aspecto actual, se debieron invertir numerosas jornadas de trabajo básicamente manual. Todas estas paredes se construyeron con los depósitos dejados sobre el lecho de los huertos por sucesivas riadas del Río Aurín. Hay que pensar que hace un par de siglos el cauce del Río Aurín discurriría a una cota mucho más elevada de la que lo hace en la actualidad. Sería en esas condiciones cuando al desbordarse el río, este dejaba toda una colada de áridos sobre el lecho de los huertos que era necesario quitar si querían seguir cultivándolos. Para transportar todo aquél volumen lo menos posible se dedicaron a construir una línea de pared a cara vista con las piedras más aparentes para tal fin siguiendo una línea paralela a la del límite de la finca. El propietario del huerto colindante debió hacer lo mismo en su finca de tal manera que entre una pared y otra quedaba un espacio de dimensiones indeterminadas el cual era rellenado con los materiales depositados no usados. Así, tras sucesivos recrecimientos paralelos por ambos lados, los muros se fueron haciendo cada vez más gruesos. La altura es más o menos uniforme en todos ellos pues levantar los muros demasiado hubiera resultado poco práctico a la hora de echar el material de relleno. En la actualidad, fruto de la capacidad erosiva de este cauce, el Río Aurín discurre a una cota por debajo de la de los huertos por lo que su inundación ahora mismo resultaría muy difícil.
Margüeños en los Huertos de Rudardís de Acumuer. Foto: Archivo Cartagra
Pero después de describir aquellas obras de hidrología doméstica forzadas por las circunstancias, volvamos al dique construido aguas abajo. El lugar escogido por el ingeniero de montes que redactó el proyecto, Carlos Revuelta, fue a la altura del pueblo de Isín y justo por debajo de la desembocadura de uno de sus afluentes con más capacidad erosiva, el Barranco de Asún. Aquél proyecto fue redactado en abril de 1966 y de la consulta de su memoria obtenemos algún dato que nos ayudará a aclarar el porqué de aquella actuación (2). Nos dice que esta actuación hidrológica quedaba enmarcada dentro de otra más amplia de carácter forestal. Aquella comenzó por cuenta de la Confederación Hidrográfica del Ebro quien hacia 1930 había comprado por el procedimiento de expropiación 888 Ha entre los montes de Asqués y Bolás. El penoso estado forestal de las laderas de ese valle obligó a la CHE a realizar un importante esfuerzo repoblador en diferentes puntos. Esa debía ser la principal causa de que para esas fechas el Barranco de Isín realizara importantes aportes de áridos a su tributario principal, el Río Aurín. Tras un buen número de tiempo aquellas repoblaciones arraigaron y desarrollaron de forma óptima y bastantes años más tarde quedó corregido en gran medida el comportamiento torrencial del Barranco Isín. 
Vista parcial del monte de Bolás en la actualidad. Foto: Archivo Cartagra
El testigo de aquella labor ya iniciada fue retomado por el Patrimonio Forestal del Estado (PFE) años más tarde cuando en 1957 adquirió las 485 Ha del monte de Asún. Este mismo organismo adquirió en 1959 otras 542,8 Ha correspondientes al monte de Isín. A partir de 1960 estos montes fueron repoblados tanto con pino silvestre como con pino laricio en todas aquellas zonas desprovistas de vegetación y principalmente en la totalidad de sus campos de cultivo abandonados. Los trabajos de repoblación de Isín concluyeron en 1963 mientras que los de Asún no lo hicieron hasta 1967.

Repoblación de pino silvestre realizada por
la Confederación Hidrográfica del Ebro en
el monte de Bolás. Foto: Archivo Cartagra

Fue precisamente como colofón a aquella intervención forestal cuando el PFE se planteó la construcción del dique que ahora nos ocupa. El proyecto del mismo argumentó la capacidad erosiva del río por esas fechas describiendo varias situaciones. Por un lado, cuando bajaba crecido este río eran constantes los cortes sobre la regular pista forestal que unía los pueblos de Larrés y Acumuer. Por otro, a la altura del conocido como Puente Aurín de la carretera nacional, el Servicio de Obras Públicas tenía unas pequeñas instalaciones en este río para obtener garbancillo. El hueco que una gran pala excavadora hacía sobre el cauce del Aurín para extraer las piedras a machacar quedaba totalmente rellenado después de cada avenida. Este proyecto también se hizo eco de los problemas que aquellos arrastres producían: “Estos arrastres perjudican notablemente a las industrias instaladas pocos kilómetros más abajo, en Sabiñánigo y causan grandes problemas a los saltos de agua que jalonan el Río Gállego, el primero de los cuales está situado a 3 kilómetros de la desembocadura del Aurín” (1).

Pero este dique no resultó ser un dique al uso de los que habitualmente se construían aquellos años. El diseño inicial de este dique contempló una anchura suficiente “…para que sobre él pueda construirse una pasarela-puente que cruce la pista que va de Larrés al monte de Asún y continua a Acumuer, resolviendo así el problema de la comunicación del pueblo de Acumuer, al salvar una de las zonas peores del trayecto”. A última hora se debió introducir alguna modificación en el mismo pues finalmente no se habilitó sobre su coronación paso para vehículos. Mientras, los vecinos de Acumuer debieron seguir cruzándolo directamente sobre su cauce durante muchos años más. El ingeniero de montes Carlos Revuelta calculó que por encima del punto donde se ubicó este dique, el Río Aurín presentaba una cuenca de 5.250 Ha. Otro cálculo suyo fue que la capacidad de retención de este dique habría de ser de unos 60.000 m³ anuales. Respecto al dique propiamente dicho, su construcción implicaba sobre proyecto unos 1.352 m³ de mampostería hidráulica entre los cimientos y el cuerpo del dique; un total de 779.954,13 Pts destinadas a jornales y 248.907,35 Pts más a emplear entre materiales y portes. El resto de gastos por conceptos como imprevistos, seguro de accidentes, mutualidad agraria, etc, hicieron que el presupuesto total previsto para esta obra ascendiera a 1.136.701,77 Pts (1).
Aspecto del dique sobre el Río Aurín en 1967 tras concluir su construcción. Obsérvese la gran cantidad de
agua retenida por su vaso de recepción. Foto: Archivo Cartagra
Vista del mismo dique en la actualidad cuyo vaso de recepción está totalmente colmatado y cubierto por vegetación ribereña. Foto: Archivo Cartagra
Pero al igual que resulta ser habitual en la actualidad, los costes previstos inicialmente para este dique también se vieron superados una vez concluida su ejecución. Así se desprende de la consulta del Parte Fin de Obra remitido por el guarda forestal encargado de este trabajo, Santos Cavero, quien entonces residía en la casa forestal de Biescas. Según ese documento los jornales supusieron 541.596 Pts, los materiales 134.750 Pts y los portes y la maquinaria, otras 661.325 Pts. En total el dique costó 1.337.671 Pts. Pero este documento también nos aporta otra serie de cifras cuando menos curiosas: Se gastaron 2.230 sacos de cemento; 528 m³ de arena; 1.018 m³ de piedra; se emplearon 5.131 horas por parte de los albañiles; 805 horas por los peones de primera o 14.370 horas entre todos los peones de segunda. Una obra de envergadura como fue este dique se consiguió construir en menos de un año de trabajo. El Servicio Nacional Hidrológico Forestal, con sede en Madrid, aprobó el proyecto de construcción un 30 de junio de 1966. El Parte de Fin de Obra remitido al ingeniero por el guarda forestal Santos Cavero fue firmado por el mismo un 10 de junio de 1967.
Detalle del Parte de Fin de Obra correspondiente al dique construído en el Río Aurín. Foto: Archivo Cartagra
Actualmente, este hombre que dedicó toda su trayectoria laboral a una profesión que amó profundamente, reside plácidamente en la ciudad de Huesca. Hace unos años tuve la oportunidad de hablar largo y tendido con él sobre esta y otras obras forestales en las que participó. Al poco rato de estar con él ya pude apreciar que detrás de su hablar sosegado se escondía un profesional muy capaz y metódico con todas las tareas que le fueron encomendadas a lo largo de su etapa en activo. Qué mejor ocasión esta para usar una expresión que viene totalmente al caso: Santos Cavero fue un profesional como la copa de un pino. Sirvan estas líneas improvisadas como un homenaje y reconocimiento a su trayectoria y a su persona. Quien quiera conocerlo y escucharlo tendrá la suerte de poder hacerlo en el siguiente extracto de un video donde nos cuenta detalles de su participación tanto en esta como en otras obras de hidrología (2):

Aspecto del boquete sobre el estribo derecho del dique.
Foto: Archivo Cartagra
Se ha conseguido averiguar cual fue el motivo de que el coste inicial de este proyecto, 1.136.701,77 Pts, acabara viéndose superado con creces. El coste final de esta obra ascendió finalmente a 1.337.671 Pts y en esa cifra quedaron incluídos los gastos derivados de unos desperfectos producidos. Debido al fallo del terreno sobre el que ase apoyó el estribo derecho del dique, se produjo un gran boquete que fue necesario cerrar antes de que la acción del agua produjera mayores daños sobre el dique. Aquellos trabajos supusieron un gasto adicional que permitió tal desfase. (1)


    

     Bibliografía y fuentes:

      (1)  Archivo Servicio Provincial Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Huesca.
      (2)  Piedras y Penas en tiempos del Patrimonio; Carlos Tarazona Grasa; Oliván, 2007.

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