domingo, 4 de mayo de 2014

Algunas de las primeras repoblaciones en Huesca


            La intención estatal de realizar repoblaciones forestales en la provincia de Huesca ya quedó puesta de manifiesto en el Plan de Repoblaciones para los Montes Públicos de España redactado en 1879. Finalmente, a pesar de los serios problemas que ocasionaba la falta de arbolado, la erosión y la desertización en muchas zonas de la geografía española, nada de lo contemplado en aquél documento llegó a ejecutarse. El motivo, como en otras tantas ocasiones anteriores, fue nuevamente la falta de dotación presupuestaria por parte del impulsor de aquél plan: el propio gobierno.

           En la provincia oscense encontramos una de esas comarcas, en la que desde hacía ya mucho tiempo, venían sufriendo serior problemas derivados de las causas antes apuntadas. Este era el caso de la zona de Tardienta y su entorno donde la vegetación arbolada brillaba por su ausencia. Así quedó confirmado cuando en mayo de 1888, unos nueve vecinos de este pueblo, no dudaron en enviar una carta de queja nada menos que a la mismísima reina. La desesperación de aquellos hombres era consecuencia de la prolongada sequía que sufrían y de las pésimas cosechas de los últimos años. Para intentar atajar aquella situación proponían a la reina, entre otras cuestiones, que autorizara la construcción del embalse de La Peña para garantizar el regadío de sus sembrados. Pero lo más interesante, por lo inusual de la petición para ese momento, fue que aquellos hombres también solicitaron el repoblado de los montes comunes del término de Tardienta "para favorecer las lluvias". 

Portada del proyecto original
Foto: Archivo Cartagra
     La situación debía ser ciertamente preocupante en esta comarca oscense pues hasta la propia Diputación Provincial de Huesca se dirigió por escrito sobre este particular al Ministerio de Fomento. Fechada en septiembre de 1891, la diputación solicitó la repoblación de los montes de la Sierra de Alcubierre y su entorno. Dicho ministerio puso el asunto en manos de la Dirección General de Agricultura quien a su vez lo remitió al ingeniero jefe del Distrito Forestal  de Huesca (D. F. Huesca). Desde este distrito se redactó un Plan de Trabajos para la Repoblación de la Sierra de Alcubierre. La aprobación del mismo quedó demorado por tiempo indefinido. En 1926 se aprobó un nuevo Plan de Repoblaciones al cual se le dotó de nada menos que cien millones de pesetas del momento. En él quedaron incluidas, entre otras zonas, la repoblación de esta área oscense. El proyecto específico fue redactado por el D. F. de Huesca en 1928 y contempló la repoblación de 5.000 Ha en un plazo de diez años que incluyó otros montes de esa comarca. Así, dentro de esa superficie se incluyeron terrenos pertenecientes a montes públicos de Alcubierre (2.500 Ha), Lanaja (1.800 Ha) y Robres (700 Ha), todos ellos localizados en la Sierra de Alcubierre. La especie principal a emplear habría de ser el pino carrasco por ser la más adecuada, aunque también se contempló el empleo de roble y esparto. 


            La formula que se escogió para acometer las mismas fue la del consorcio entre la administración forestal y los tres ayuntamiento afectados: Alcubierre, Robres y Lanaja. El D. F. de Huesca se comprometía a llevar la dirección técnica de las mismas así como a proveer de las semillas y plantas necesarias. El ingeniero de montes encargado de dirigir las mismas fue Recaredo Sáenz de Santamaría. La repoblación se debía efectuar mediante la apertura manual de hoyas aunque esta parte no fue ejecutada por la administración forestal. Esa fase se realizó mediante subastas públicas a las que se podía presentar todo el mundo que quisiera. En el tablón del ayuntamiento afectado se exponían las condiciones que debían cumplir los interesados y la forma de ejecutar los trabajos. El pliego en cuestión fijaba el número de hoyas a realizar, las zonas donde había que abrirlas o el coste individual de las mismas. A estas subastas se presentaron sobre todo vecinos de los tres pueblos afectados. El número de hoyas abiertas entre las diferentes propuestas aprobadas quedan resumidos en el siguiente cuadro:


nº monte
 Pertenencia
Fecha subasta
Nº de hoyos
Plazo ejecución
  Coste hoyo
     332
     Lanaja
20-Nov-1928
   100.000
       3 meses

     335
     Robres
Octubre 1929
     50.000
       3 meses
 12 céntimos
     330
 Alcubierre
26-Oct-1929
   100.000
       3 meses

     330
 Alcubierre
27-Ene-1930
   250.000
       4 meses
 11 céntimos

 
Vista del monte Pucero de Alcubierre con sus laderas ahoyadas manualmente. Foto: Archivo Cartagra

            Los tres montes de utilidad pública afectados, tal cual se desprende del cuadro anterior, fueron el nº 330 de Alcubierre, el nº 332 de Lanaja y el nº 335 de Robres. Para 1930 en esos tres montes se habían repoblado por el procedimiento del ahoyado manual 690 Ha, cifra que quedó finalmente bastante por debajo de las 4.000 Ha previstas inicialmente.


           Años más tarde aún se realizaron nuevas repoblaciones forestales al sur de la provincia de Huesca. Fue concretamente la Junta Administrativa del Monte La Sarda, perteneciente a Gurrea de Gállego, quien firmó un nuevo consorcio con el D. F. de Huesca. La firma tuvo lugar en abril de 1945 y contempló la plantación de 800 Ha. Las previsiones volvieron a fallar pues en 1948 sólo se habían podido repoblar 648 Ha. 
Aspecto de una ladera del monte La Sarda en 1947 tras ser ahoyado a mano. Foto: Archivo Cartagra

            En 1947 fue redactado un informe por el D. F. de Huesca en el que se proponía la declaración de interés forestal de una superficie próxima a las 6.000 Ha. Esos terrenos correspondían a los ayuntamientos de Almudévar, Tardienta y el ya mencionado de Gurrea de Gállego. Según el ingeniero de montes que redactó aquél proyecto, la zona afectada presentaba amplias superficies desprovistas completamente de arbolado y además "...es una zona de gran cantidad de obreros que constantemente están pidiendo trabajo, y siempre han sido regiones de gran paro". No se ha podido averiguar si aquél proyecto fue llevado finalmente a la práctica pues el expediente consultado no guardaba más documentación al respecto. 
Aspecto que presenta una de aquellas repoblaciones en la actualidad

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